La "visión del mundo" no es una explicación compleja del universo ni algo exterior a la persona. No se trata de como "ven" nuestros ojos el mundo, sino mirar el mundo "con otros ojos", lo cual significa que una auténtica visión del mundo cambiaría ( o sería la consecuencia de) una forma de sentir y vivir en mundo.
Ante
la vida cotidiana no es necesario reflexionar demasiado: estamos para
los demás. Ante todo para aquellos de cuya sonrisa y bienestar depende
nuestra felicidad; pero también para tantos desconocidos a cuyo destino
nos vincula una simpatía. Pienso mil veces al día que mi vida externa e
interna se basa en el trabajo de otros hombres, vivos o muertos Siento
que debo esforzarme por dar en la misma medida en que he recibido y
sigo recibiendo. Me siento inclinada a la sobriedad, oprimida muchas
veces por la impresión de necesitar del trabajo de los otros. Pues no me
parece que las diferencias de clase puedan justificarse: en última
instancia reposan en la fuerza. Y creo que una vida exterior modesta y
sin pretensiones es buena para todos en cuerpo y alma. Hay una
contradicción entre mi pasión por la justicia social, por la consecución
de un compromiso social, y mi completa carencia de necesidad de
compañía, de hombres o de comunidades humanas. Soy una auténtica
solitaria. Nunca pertenecí del todo al Estado, a la Patria, al círculo
de amigos ni aún a la familia más cercana. Si siempre fui algo extraña a
esos círculos es porque la necesidad de soledad ha ido creciendo con
los años. El misterio es lo más hermoso que nos es dado sentir. Es
la sensación fundamental, la cuna del arte y de la ciencia verdadera.
Quien no la conoce, quien no puede asombrarse ni maravillarse, está
muerto.
Nadya Pádovano |
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